martes, 31 de julio de 2018

Pornografía en Internet y educación sexual

Pintura encontrada en Roma
No soy sexólogo ni educador ni nada parecido. O sea que no soy ninguna autoridad en la materia que da titulo a esta entrada. Pero me gustaría opinar acerca de esa idea de que casi todos los males actuales se diseminan a través de Internet. No digo que esta Tecnología de Relación (en palabras que asumo y consumo de mi amiga la doctora psicóloga social Adriana Gil) no tenga sus lados más o menos oscuros. Pero leo demasiado a menudo que es la causa de una deficiente educación sexual de las personas adolescentes, jóvenes y tal. Especialmente por el fácil acceso que tienen a las pelis porno.

Sí, de acuerdo, habría que definir qué es eso de educación sexual. Pero vamos a dejarlo para otro momento, si te parece bien.

Que el porno ha existido siempre supongo que está fuera de toda discusión. Como fruto del quehacer humano me parece algo tremendamente rico iconográfica y prácticamente. Y su difusión a través de los medios de ídem que cada cultura produce y consume, altamente útil y productivo. Hasta donde yo sé más o menos, esos medios consistían durante el desarrollo de las recientes generaciones en revistas, películas de Super-8, cines X, vídeos Betamax y VHS, DVD,s... Y ahora ya prácticamente la citada Tecnología de Relación.

Hace ya unos años una persona muy cercana, mujer miembro y origen de una familia monoparental madre-hijo, me pidió si podía ayudarle a explicar a su hijo púber todo eso del sexo. Recuerdo un día que lo estábamos hablando él y yo y me preguntó algo que pensé que, por su edad, aún era pronto que supiera . No recuerdo exactamente qué. Me contestó: "bueno, ya lo buscaré en Internet".

Así las cosas. 

El caso es que las generaciones inmediatamente anteriores a Internet prácticamente se han educado en el sexo viendo porno. Y no creo que eso haya incidido notablemente en posteriores conductas machistas y disruptivas de las que vemos ejemplos casi cada día; especialmente por parte de algunos machos de nuestra especie. Igual que en su momento no se pudieron eliminar las revistas, etc. (aunque, por ejemplo aquí estaban prohibidas), tampoco parece que se pueda eliminar Internet. Y no creo que los controles parentales sean de mucha utilidad.

Quizás educarse sexualmente solo viendo pelis porno no sea lo más sano. Pero probablemente no lo podamos evitar. Especialmente cuando me parece observar que la educación que se transmite a las nuevas generaciones por parte de la familia, la escuela, la iglesia e instituciones de poder y dominación similares es prácticamente inexistente. Alguien tendrá que hablarles de sexo, ¿no? Pues lo tienen fácil fuera de esas instituciones. Internet habla. No siempre bien, de acuerdo; pero hablar, habla.

Lo que me preocupa de todo este asunto es la, en general, idea que transmiten las pelis porno de sumisión por parte de la mujer. Me preocupa -y mucho- la naturalización de la violencia, de la dominación, primacía y privilegios del macho en las relaciones sexuales, casi casi de la violación (o sin el casi). Y no solo en las personas púberes y adolescentes; también en las adultas.

¿Qué hacer ante eso? Bueno, siempre está la posibilidad de prohibir esas escenas o situaciones que generan esos valores (sumisión,...) con los que clarísimamente no me alineo. O de prohibir Internet. Aunque sabemos que solo con prohibir no se consigue gran cosa. 

¿Mi propuesta? ¿Mi opinión? Por si a alguien le interesa: la creación en las escuelas de Círculos de Conversación Poli-sexuales y Poli- sociales. Coordinados horizontalmente y con el único fin de generar eso, conversación, por un adulto más o menos conocedor de los intríngulis del sexo, el erotismo y el porno. Se trataría de que las chicas y chicos tuvieran su propia voz. Que la compartieran con sus iguales (aquí el coordinador tendría una ardua tarea para mantener la horizontalidad de las relaciones). Que cada cual pudiera expresarse libremente, preguntar lo que le diera la gana, decir cómo le gusta que le traten y que sean las relaciones sexuales; pero también las amorosas y afectivas. Incluso les pondría alguna peli porno para debatir acerca de la iconografía machista o no de según qué imágenes, planos y secuencias. Y todo ello, desde luego, a través de la poli-sexualidad; es decir, desde las diversas orientaciones* sexuales que se hagan presentes en la(s) conversación(es).

Probablemente así se podría contrarrestar parcialmente la ola de machismo que nos inunda -el famoso patriarcado**- no solo a través de la pornografía internetiana; si no en general.

También aplicaría estas conversaciones abiertas a otras escuelas, grupos, familias más o menos consolidadas. Y las extendería a otros asuntos sociales y emocionales, de ahí mi propuesta complementaria de poli-socialidad de las conversaciones.

¿Que ya se está haciendo esto en las escuelas? Perdón, no lo sabía...

*No me gusta nada esta palabra. La uso para entendernos y a falta de una mejor. Por ahora.
** Tampoco me gusta mucho esta palabra; pero ídem, eadem, ídem.


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