Tal vez estoy en un error. Y, al
menos comercialmente, muy gordo. NO ESCRIBO NOVELA NEGRA NI POLICÍACA ni
similares.
Es cierto que en algún lugar
clasifican mis novelas en esos géneros. Y lo entiendo porque, en verdad, el
color predominante en mi página web y en el fondo de las portadas y
contraportadas de mis novelas es el negro.
¡Coño, es que me gusta! Pero bueno, en algún momento estaré a tiempo de cambiarlo
si lo decido así.
Y no escribo ese género
sencillamente porque, en general, no me gusta, especialmente el contemporáneo (sí
el clásico) y, básicamente, el que se escribe en España. Todo el mundo
escribiendo y publicando novelas policíacas (empiezo a hacer ya la distinción
con la negra porque no son exactamente lo mismo), desde autores consagradísimos
(hoy no doy nombres; otro día sí) hasta recién nacidos a la tipografía
industrial. Todos contando lo mismo y con gente o animales andando por las calles con cabezas sangrientas recién cortadas en sus manos o sus fauces. O cosas peores. ¡Puag, qué asco!
Y he comenzado diciendo que tal
vez esté en un error (comercial) porque parece que ese género y subgéneros
derivados se venden como churros. Será que a la gente le gusta leer de eso y, claro,
el cliente siempre tiene la razón. Bueno, seguiré siendo pobre y vendiendo muy
poco; pero no, no pienso escribir novela policíaca o similar. Aunque si a alguien le apetece leer algo diferente, ya sabes:
¿De qué, entonces van (las novelas, digo)? Pues no lo sé.
Mis editores, otros profesionales relacionados y yo mismo tenemos auténticos
problemas para clasificar mis obras. Bueno miento: yo no. Y yo no tengo
problemas porque me da absolutamente igual. Escribo lo que me da la gana sin
pensar en ningún momento en el género u otros tópicos típicos de los manuales y
las escuelas de escritura.
¡Ay las modas, las modas! Hasta
hace muy poco molaban (sobre todo entre la gente más joven) las historias de
amores imposibles con vampiros, hombres lobo y todo eso. Ahora creo que ya no
tanto, aunque los mundos fantásticos medio de Ciencia Ficción y tal creo que
arrasan. No digamos los magos adolescentes. Y eso que el famoso ese de las
gafitas ya lleva años, ya. Tampoco hace mucho que entre los más mayores
(incluso muy eso, mayores) lo de las ‘sombras’ producía más de un
orgasmo o facilitaba noches de sexo irrefrenable. No puedo dar una opinión más
o menos fundada porque no he leído nada de esa saga (ni he visto las pelis).
Pero, desde luego, si su lectura facilita que la gente se ponga caliente y
folle más, ¡muy bien!
Pues eso. He sido muy breve.
Tampoco quería lanzar ningún mensaje trascendental desde el púlpito de mi
opinión, que esto no es más que eso. Y no pretende ir más allá, trankis.
Otro día hablaré de Dan Brown (ya
sabes ese tan rico y famoso de ‘El código Da Vinci’ y más) y —¿por qué
no?— del Arturo Pérez Reverte, el de la RAE. ¡Coño, ya he dicho nombres!
Perdón.
¡Saludos!
P.E.: Por favor que no se enfade
ninguno de mis amigos que trabajan en novela negra. Lo que escribís vosotros SÍ que me gusta. Lo sabéis.