domingo, 16 de febrero de 2020

¡Viva Stephen King!

Foto encontrada en Internet libre de derechos

He escrito un libro corto porque a la mayoría de los libros sobre escritura les sobra paja y tonterías. Los narradores no tenemos una idea muy clara de lo que hacemos. (King, 2000, Mientras escribo. Barcelona: Penguin Random House).

Bueno, esto, más que un blog de Psicología, parece estar convirtiéndose en otra cosa... ¿O no?

Quiero decir bien alto y bien fuerte que ¡AMO A STEPHEN KING!. Es cierto que hace unos añitos que le he perdido un poco la pista. Lo último que he leído de él es Quien pierde paga (2015) y no me ha entusiasmado precisamente. Miento, lo último último ha sido (acabé anteanoche, casi del tirón) Mientras escribo (2000). Todavía no la había leído. Sorry. Ahora volveré a esta obra. 

Quiero decir también -esta vez no muy alto- que en ocasiones me he avergonzado un poco de mi adoración por la escritura del norteamericano. Así en círculos intelectualoides y tal creo que no quedaba muy bien reconocer la altísima calidad literaria de un escritor de cuentos de miedo. Pero, ¡madre mía! Carrie (su primera novela oficialmente publicada), Christine, El Resplandor, Los Tommyknockers, It, Cujo, ¡El misterio de Salem's Lot!, La zona muerta,  ¡Cementerio de animales!, El ciclo del hombre lobo, Misery,...  En fín ¡Tanta buena literatura! Claro que queda mucho mejor decir que amas a Dostoievski o a Cortázar o a Murakami (que también los amo). Pero, ahora sí lo digo públicamente, Stephen es uno de los mejores literatos que nos ha dado la cultura yanqui durante los últimos ya largos años.

Seguramente habrá mucha gente que me diga que no tengo por qué avergonzarme (ya no lo hago, evidente). Y otra que diga que lo que escribe mi amado es una mierda. No pasa nada. A mí me encanta, me apasiona, me emociona. Aprendo mucho de él y me inspira mogollón. Aunque no pretendo, ni mucho menos, que mi estilo literario se le asemeje. Pero he de reconocer que le debe mucho. Para bien o para mal. Y yo no escribo cuentos de miedo, ¿eh?

Hay algo que me llama la atención. Las obras -como las que he citado y otras muchas más- que más me gustan las escribió estando totalmente enganchado al alcohol y la cocaína. Así lo reconoce él mismo. Y con esto no quiero decir que haya que drogarse para escribir bien, ¿eh? Pero resulta curioso. En Mientras escribo cuenta que no recuerda haber escrito nada más y nada menos que ¡Cujo! Tal era su grado de consumo de las citadas sustancias. Bueno, ya hace años que se dejó esas cosas.

Mientras escribo es una obra que recomiendo a toda persona que pretenda hilvanar algunas frases seguidas. Además de conocer un poco más de la vida de mi querido autor, recibirá algún que otro consejo. Muchos de ellos muy útiles. Otros demasiado sobados. Por ejemplo, que hay que leer mucho para escribir bien. A este respecto es curioso que se está poniendo de moda no leer para así alcanzar un estilo propio alejado de influencias de otros autores. Bueno, quien así piensa con su pan se lo coma. Y hay otros consejos de King en el libro con los que no estoy de acuerdo. Pero también llevar al teclado lo contrario de lo que dicen los grandes maestros invita a experimentar, a romperse un poco el coco. Recomendable. Y hay más todavía. La propia obra contiene bastantes errores gramaticales. Otro día los citaré porque antes quiero leer el original en inglés para ver si esos errores son del propio autor o de quien tradujo el libro. Ya veremos.

Para finalizar quiero también afirmar que creo que el cine no le ha hecho demasiada justicia. Desde luego que hay auténticas obras maestras fílmicas basadas en sus novelas. Así a bote pronto me vienen la propia Carrie (Brian de Palma, 1976) o -¡cómo no!- El Resplandor (¡¡¡Stanley Kubrick!!!, 1980). Pero he visto mucha mierda. Sí, ya sabemos que en líneas generales las pelis hacen flacos favores a la literatura. Pero es que con Stephen se han pasado. O se ha pasado él mismo porque sus buenos dólares se habrá llevado y se llevará por las pelis. Seguro. Pero bueno, eso no quita para reconocer que como literato es uno de los mejores que aún viven. Y ojalá que por muchos años.

Queda dicho, ¡viva Stephen King!

Saludos,

Josep