sábado, 22 de septiembre de 2018

"Conócete a ti mismo". El perverso mito de la cultura occidental

Sócrates ante el oráculo de Delfos

Dicen que el famosísimo aforismo de Conócete a ti mismo (γνωθι σεαυτόν) estaba inscrito en la entrada del Oráculo de Delfos. Inscrito por el propio Dios Apolo. Nada más y nada menos. Parece que era un saludo de bienvenida y que tenía que ver con el conocimiento del Dios. Es decir, conociéndose a sí mismo una o uno conoce al Dios. 

Toda la Teología occidental -mayormente católica- está basada en dos grandes mitos. A saber: a) Dios creó a los humanos a imagen y semejanza suya; y b) Dios está en todas partes, incluso en el interior de cada sí mismo. Lógica casi irrefutable. Pero dependiente de fe. Y, como tal, muy respetable; pero poco creíble al menos por las mentes críticas, escépticas, relativistas y sofistas. No digamos por las ateas que, en teoría, no creen en nada.

¿Cómo es que la famosa frase se atribuye a Sócrates, el primer mentiroso del universo filosófico? Seguramente porque el segundo mentiroso -Platón- dice que él la dijo, aunque ahora mismo no voy a buscar la fuente.

Tal y como defiendo en Mentalidad humana (Amazon CreativeSpace, 2015, p. 44*) el engreído de Sócrates acudió al Oráculo solo para saber si había alguien más listo que él en todo el mundo. Y la Pitonisa le dijo: "mírate a ti mismo" que, como se ve, no tiene nada que ver con la mítica frase.

Es sabido que la Pitia no podía mentir, por lo que debía de ser verdad que Sócrates fue el hombre más sabio de su época. Y, en un desconcertante ataque de humildad, contestó: "pero si yo solo sé que no sé nada". Otra frase para la historia de la occidentalidad.

¿Por qué este mito me parece perverso? Porque además de generar una inoperatividad social materializada especialmente en el misticismo propio de oscuras épocas como la Laguna Medieval en Europa, da pábulo a la contemporánea New Age y sus floridas florituras espiritualistas que no sirven para nada. Perdón por adoptar una postura utilitarista. O a las tonterías de Paulo Coelho y compañía, que no son pocos.

Es de agradecer que tras Sócrates y Platón; y tocados y hundidos Protágoras, Gorgias y otros excelsos sofistas, apareciera por allí, como quien no quiere la cosa, Aristóteles de Estagira. Este se dedicó más a las cosas del afuera que a las del adentro. O sea a las mundanas que a las divinas. Y aportó elementos de reflexión más que saludables, como su propuesta de los famosos universales, asunto que sigue sin estar resuelto en la Filosofía más rabiosamente actual. Y no creo que llegue a resolverse nunca. Por suerte.

¿Sabías que el estagirita estuvo prohibido durante prácticamente toda la Edad Media? Pues sí. Por materialista y descreído. Afortunadamente su pensamiento ha llegado a nuestros días gracias a las traducciones que hicieron filósofos árabes y judíos, que si no... ¡Uf! Ya a partir del siglo catorce más o menos empezaron a traducirse al Latín. Lo que creo que influyó bastante en la próxima (bueno, un par de siglos más) aparición del Renacimiento y, casi enseguida, la Ilustración, auténtica mala madre directa de todos nuestros pecados de occidentales sabihondos.

Por cierto, me da la sensación de que en otras culturas -excepto las orientales (Hinduismo y tal) en las que todo vale, incluso que un niño se muera de hambre mientras las vacas pasean a sus anchas por las calles putrefactas- no está tan presente esa cultura individualista y egoísta (y mentirosa) del "conócete a ti mismo". Con todos mis respetos.

¿De qué sirve todo esto en un blog supuestamente de Psicología? Recuerda:



NOTA.- Antes de que nadie me lo reproche. Aprecio mucho el método mayéutico de Socrátes, ¿eh? Aunque la epistemología sofística, fuente de todo relativismo, tampoco está nada mal. Creo que ambos se pueden complementar.

¡Saludos!!!

(*) Accesible también de descarga gratuita en pdf  aquí.