sábado, 13 de febrero de 2016

Todo está DES-conectado

Foto: Producción propia. Deriva urbana en Praga, República Checa. 2012.

(Nota publicada en Facebook el pasado 5 de diciembre)

Hace tiempo que vengo dándole vueltas a esa posibilidad: la de que todo esté desconectado.

La opción de discurso (hay quien llama al discurso “pensamiento”) crítico y dubtante por la que me decanto implica no dar nada por sentado (ver Mentalidad humana*); no aceptar ninguna verdad por verdadera que parezca ser. Las verdades asentadas tienen su fundamento nada más que en la costumbre y llegan a eso, a asentarse, por moda. Una de esas verdades modernas es la de que todo está conectado. A partir de ella se pueden hilvanar otras, como, por ejemplo, que todo tiene una causa y un efecto, un sentido, una intención. O, más metafísicamente hablando, que todo es uno.

La idea resulta, desde luego, atractiva. Pero ¿es verdadera? Bueno, no habiendo nada verdadero esto, seguramente, tampoco lo es. Mas, ¿cómo ha llegado a florecer (sic) y a alcanzar su característica de verdad bien asentada en un cómodo sillón equilibrado (sic2) y pleno de paz interior (sic3)?

Sí, seguramente en su asentamiento tiene mucho que ver la religión y la New Age. Hay claras conexiones. Pero también la ciencia (o una parte de ella) parece pretender mostrar esa conexión, esa unión de todo con todo desde que descubrió -es un decir- que nada se crea ni se destruye o algo así. Algo así (sic4) como que la materia se convierte en energía y viceversa. De nuevo una idea tremendamente atractiva. Pero, otra vez, ¿es verdadera?

¿Qué pasaría si todo está desconectado? ¿Qué pasaría si las cosas no ocurren por causa y efecto, sino por casualidad? ¿Es posible que seamos nosotros, los humanos, quienes damos sentido e intención a las cosas que ocurren, a los procesos y a los hechos? Esta idea desde luego que no es nueva; pero está a la base de mi teoría hipotética del sentido, la intención y la acción, que apenas esbozo en mi libro antes referenciado y que probablemente detallaré mejor en el próximo.

Bueno, pues eso, voy a seguir dando vueltas al asunto, a ver si soy capaz de ir dotando de sentido discursivo a lo que en un mundo desconectado y sin ningún tipo de unidad sería el reino del caos. O no...

¡Seguimos!!!


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